EVOQUE: A prueba en las dunas de Dubai

El Range Rover Evoque ha dejado atrás los últimos rascacielos de Dubai hace un cuarto de hora cuando Ed Harrison gira a la izquierda y se para: "Ya hemos llegado, vamos a quitarle aire a la ruedas... y a disfrutar", afirma el ingeniero de Land Rover. Por delante tenemos las dunas de Dubai.

He de reconocer que me come la curiosidad, y tengo ganas de ver cómo se maneja el Range Rover Evoque en este terreno. Hasta ahora, el desierto que hemos atravesado por esta carretera era de todo menos fotogénico. Postes de alta tensión, vallas y un montón de manojos de hierba por todas partes... Todo eso está muy bien y no molesta en absoluto, pero Ed nos había prometido a mí y al fotógrafo algo bien distinto: arenas vírgenes, enormes dunas y nada de árboles, arbustos, coches ni personas.

La realidad supera lo prometido: a 200 metros de la carretera comienza un impresionante paisaje dunar de auténtica postal: montañas de arena de todos los tamaños se extienden hasta el horizonte y no hay nadie. Tampoco hay casas, ni calles, ni rastro de civilización que rompan la magia. Ed se lanza a por todas, aprieta el acelerador y tira con todas sus ganas el Evoque contra la duna que tiene delante, mientras la arena vuela a nuestro alrededor. "Tiene que pasar. Aunque este coche no esté pensado para enfrentarse a duras tareas todoterreno, sigue siendo un Land Rover; y todos los coches deben ser capaces de aguantar duras tareas 'offroad'. Esa es la filosofía que rige para cualquier modelo", afirma este ingeniero de pruebas que lleva trabajando 13 años en la casa.

El Range Rover Evoque, un SUV coupé glamouroso que ya está en los concesionarios, no se achica ante la tormenta de arena que acaba de levantar. La potencia y la tracción no son ningún problema, el motor de gasolina con turbo empuja con todas sus ganas y el embrague Haldex distribuye la potencia a las ruedas con mucha diligencia, de modo que podemos trepar a las dunas de Dubai más escarpadas casi sin esfuerzo. La altura libre al suelo tampoco está nada mal: sus 21 centímetros le permiten enfrentarse al campo sin problemas. Sin embargo, cuando el coche empieza a hacer unos ruidos espantosos en lo alto de la duna, Ed no le presta ninguna importancia y sonríe mientras afirma que se trata "sólo de arena: eso no estropea nada".

Solo nos quedamos clavados en una ocasión: un valle entre dunas donde la arena es especialmente blanda. Ed va un poco lento y el coche se queda hundido. Pasan un par de minutos hasta que su colega, Jacob, se da cuenta de que no vamos detrás de él y viene a rescatarnos. Nos lanza una eslinga para remolcarnos con un gran Range Rover durante un par de metros, hasta una zona donde el suelo es más duro. Ed nos cuenta que su "colega Jacob lleva 30 años viviendo en Dubai, conoce bien el terreno y sabe leer las dunas de Dubai como ningún otro".

Bien, por fin sé por qué damos una vuelta a los valles de las dunas antes de enfrentarnos a la siguiente subida. Aquí no se puede conducir por donde a uno le da la gana, más bien parece que estamos circulando por una especie de rotonda con varias salidas, pero solo una buena. Tras pasarlo de lo lindo con el Range Rover Evoque por estas montañas de arena, Ed me explica que "en realidad aquí no se trata tanto de conducir offroad como de controlar el sistema de refrigeración, algo mucho más importante. Ésa es la verdadera prueba. Aquí no tenemos casi ninguna refrigeración por viento, porque no vamos a más de 30 km/h, el climatizador va a toda potencia y el motor trabaja a pleno rendimiento sobre la arena. Pocas cosas peores se le pueden hacer a un coche. Así que si el coche responde durante varias horas, el motor y la transmisión no se calientan demasiado y el climatizador sigue enfriando, yo soy feliz". Este es el secreto de circular con un Range Rover Evoque por las dunas de Dubai.